lunes, 29 de septiembre de 2014


Mis imperfecciones hacen mi vida más lenta. Cada una tiene su propio intervalo de tiempo en mis decisiones.
Las siento ahogar mi autoestima, enterrarlo hasta que pierdo vista de él.
Es como si recordarlas apagaran una luz dentro de mí. 
No quiero vivir presa de mi inseguridad, pero nadie tiene la fórmula para huir de ella. 
Me gusta mirar a las personas, estudiarlas, comprenderlas. Aprendo de cada escena como si fuese una película. Me gusta ver desde afuera como ocurren las cosas más cotidianas de la vida, desde la manera que dos personas se acercan hasta la forma en la que se dicen adiós.
Cada gesto es un mundo, quiero absorberlos todos. 

Espero no ser la única tonta que martillea constantemente el muro de sus opresores.